viernes, 6 de marzo de 2015

García Márquez contra la inverosimilitud

Ensayo sobre Relato de un náufrago

zoomnews.es

Artículos de contrabando, varios muertos, un náufrago, tiburones, hambre y sed extremas, alucinaciones… La historia de Luis Alejandro Velasco, tripulante de un buque militar que sobrevivió diez días en alta mar sin víveres en 1955, tenía todos los elementos necesarios para poder escribir una novela o hacer una película. Pero a Gabriel García Márquez, entonces periodista del diario El Espectador, se le encomendó una tarea mucho más difícil: redactar un reportaje periodístico.

¿Cómo escribir un texto completamente fiel a la realidad con una historia tan deslumbrante que puede resultar inverosímil? Este reto no era fácil de superar, especialmente si tenemos en cuenta la propaganda que había desplegado en torno al personaje el régimen del general Gustavo Rojas a través de toda Colombia –así lo reconoce el propio autor en el prólogo–. Las herramientas que utilizó Márquez fueron las únicas que podía y debía usar: el rigor y la verdad. Y, ¿cómo llegar al rigor y a la verdad? De la única forma posible: haciendo periodismo.


García Márquez no toma la verdad como punto de partida para escribir una historia, sino que la utiliza como carril del que nunca hay que salirse. Así lo vemos reflejado en la precisión de las descripciones y en el seguimiento constante de la cronología de los acontecimientos. Es la habilidad del autor para no fantasear, además de otros elementos del reportaje que apreciamos a lo largo del texto como los ladillos, lo que convierte a Relato de un náufrago en un verdadero texto periodístico.

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