jueves, 31 de marzo de 2016

El marrón de ser Presidente del Gobierno

Hoy el señor Montoro, el ministro de Hacienda con mayor parecido al señor Burns de la historia, ha anunciado que nos hemos desviado casi un punto porcentual del objetivo de déficit, ese contrato que tenemos con Bruselas para no gastar mucho más de lo que ingresamos. 

Puede que un 1% no parezca mucho, pero el Gobierno de Mariano Rajoy prometió durante la campaña electoral que cumplirían con el objetivo, desafiando los augurios de la Comisión Europea, que pronosticaban que nos desviaríamos seis décimas. El resultado ha sido todavía peor. En euros, hemos gastado unos 4.000 millones de euros más de lo que preveía la Comisión y 10.000 millones más de lo que habíamos pactado.
Fuente: RTVE

¿En qué se traducen todos estos números? En primer lugar, el Gobierno nos ha mentido durante meses descaradamente. Además, Montoro ha acusado a las Comunidades Autónomas de este gasto. Aunque esto es cierto, ¿el ministro de Hacienda no debería haber sabido que las comunidades se iban a desviar? ¿No entraba en sus previsiones? Es más, las Comunidades que más se han desviado han sido Cataluña, Extremadura, Aragón, Murcia y la Comunidad Valenciana. Los presupuestos para el 2015 de todas ellas, menos Cataluña, fueron aprobados por gobiernos del PP.

En segundo lugar, esos 4.000 millones de euros, más lo que nos corresponda ahorrar durante el año que viene —laSexta noticias cifra en unos 25.000 millones de euros el desfase acumulado—, tienen que salir de alguna parte. Una parte se obtendrá por el aumento de ingresos gracias al crecimiento económico y a factores internacionales como la reducción del precio del petróleo. ¿Y el resto? Con recortes, claro. Habrá que aumentar ingresos y reducir gastos.

Los recortes, por supuesto, serán en educación, sanidad o pensiones, puesto que estas son las partidas presupuestarias más abultadas. En caso de que Pedro Sánchez llegue a ser el próximo Presidente del Gobierno, la responsabilidad de hacer estos recortes caerá sobre él. Aunque no sería la primera vez que el PSOE saca la tijera, Sánchez ha hecho de los recortes acometidos en esta legislatura su principal arma contra el PP. Que él los realizase sería un duro golpe contra su gobierno.

La duda es con quién habrá formado –si es que lo consigue– ese Gobierno. Si el socio es Ciudadanos, Albert Rivera sabrá explicar la situación ante su electorado. Pero, si es Podemos... las cosas se complicarán. ¿Cómo explicar estos recortes a los indignados, a las mareas que lucharon en las plazas por la educación y la sanidad públicas, a los yayoflautas o a los anticapitalistas que han apoyado a Pablo Iglesias? El partido morado estaría en riesgo de sufrir una enorme caída de la que puede no llegar a levantarse.


Pero tenemos que contar también con la posibilidad de que se repitan las elecciones. Estas tendrían lugar en verano y, previsiblemente, también habría negociaciones para formar Gobierno, con lo que podría llegar otoño y la Moncloa aún no tendría inquilino. ¿Puede un Gobierno en funciones realizar un presupuesto con recortes que nos afecten a todos? ¿Permitirá Bruselas que los políticos españoles sigan jugando mientras haya dinero de por medio o nos impondrán un Mario Monti, un presidente tecnócrata que haga los recortes?

domingo, 27 de marzo de 2016

No demos ventaja a los terroristas

Cuando Europa sufre un atentado, un sentimiento de unión aparece entre los habitantes de este continente. Todos nos solidarizamos con las víctimas y sus familias, empatizamos con ellas y expresamos nuestro dolor y repulsa con tweets y publicaciones en Facebook. Esta actitud nos hace más fuertes y nos ayuda a demostrar nuestro carácter como un pueblo. 

Podríamos discutir contradicciones como lo poco que dura este sentimiento o el hecho de que no aparezca cuando el atentado tiene lugar en Pakistáncomo hoy mismo, con más de cincuenta muertoso Líbano, pero creo firmemente que todos nosotros podemos sentirnos orgullosos de nuestra respuesta ante el terror. O al menos, casi todos.
cuatro.com

Esta mañana hemos visto cómo un homenaje a las víctimas del reciente atentado en Bruselas ha tenido que ser suspendido porque un grupo de nazis —el prefijo neo suaviza su condición— ha invadido el lugar y ha comenzado a pisotear las flores que homenajeaban a los fallecidos mientras cantaban himnos nacionalsocialistas, según La Vanguardia.

¿Tan rápido han olvidado estos belgas cómo los nazis les invadieron en 18 días? ¿Cómo más de 80.000 compatriotas suyos murieron durante el conflicto que provocó la Alemania Nazi? Pero claro, si existe gente con el intelecto tan disminuido como para no diferenciar entre musulmanes y terroristas, tampoco podemos pedirles que recuerden cómo su pueblo fue sometido hace setenta años.

Pero no podemos achacar este comportamiento a la estupidez de estas personas, ya que actos como este están teniendo lugar en Madrid o Alemania. ¿Cómo puede haber personas con ideología fascistas en dos de los países que más han sufrido las consecuencias del totalitarismo? Porque nuestro continente no está unido; la crisis de los refugiados nos lo ha demostrado. 

Mientras que unos países abogaban por abrir un corredor humanitario por el que los sirios pudiesen llegar a Alemania y, una vez allí, distribuirlos por la Unión Europea, Polonia colocaba al ejército en su frontera, Grecia dejaba de identificar a los emigrantes que llegaban a sus islas y España, de forma pionera, colocaba concertinas en las vallas.

Creo necesario reivindicar que en este momento los europeos no podemos enfrentarnos entre nosotros. Tenemos que mantenernos unidos porque se avecinan años oscuros en los que habrá más días como el pasado 22 de marzo. Perderemos a compañeros, amigos y familiares. Viviremos con miedo a esta amenaza invisible que puede aparecer por sorpresa en cualquier lugar. 


Pero tendremos que seguir viviendo para poder ganar esta guerra en la que nos han metido unos locos que utilizan la religión como excusa. Solo lograremos ganar teniendo una dirección. Y si fallamos y nos caemos, nos volveremos a levantar e intentaremos otro método. Que no quepa ninguna duda: acabaremos ganando porque somos más ricos, más fuertes y más numerosos. Pero, sobre todo, ganaremos porque la justicia está de nuestra parte. La pregunta es cuánto nos costará darnos cuenta de que solo lo lograremos si estamos unidos.

domingo, 20 de marzo de 2016

La feminización del PP

Un profesor del instituto me contó una vez recordando sus tiempos mozos: “Cuando el instituto pasó a ser mixto, empezó a oler mejor”. Esto es exactamente lo que se pretende hacer con el Partido Popular: feminizarlo hasta que huela bien. Dejar atrás el aznarismo y, por supuesto, el marianismo para empezar una nueva época como un partido renovado, fresco y femenino.

Por supuesto que ha habido muchas mujeres importantes en el PP. Esperanza Aguirre fue Presidenta de la comunidad más importante de España, a Rita Barberá se la conocía como La alcaldesa de España y Celia Villalobos es vicepresidenta del Congreso de los Diputados. Pero este no es el ejemplo de lo que los cachorros del PP, que poco a poco están acaparando poder en el partido, quieren hacer. Más bien es el antiejemplo.

El objetivo es alejarse del ultraliberalismo de Aguirre, el presunto coqueteo con la corrupción de Barberá y la brabuconería de Villabos o de la exalcaldesa de Alicante, Sonia Castedo —la mujer que hacía fiestas del pijama con constructores imputados mientras acusaba a los concejales de Izquierda Unida de oler mal—.

Y justo ahí, en esa oposición a estos altos cargos ya en retirada, se encuentran las futuras mujeres del partido: Soraya Sáenz de Santamaría, Cristina Cifuentes y Andrea Levy. Cada una con perfiles distintos, es cierto. Santamaría es tecnócrata y está (casi) limpia de corrupción. Cifuentes es capaz de conectar con los votantes de centro y de pactar con sus líderes, como ha hecho con Ciudadanos. Levy es amable, joven y ha demostrado su valía en uno de los territorios más complicados para el PP: Cataluña.

Sin renunciar al corazón del argumentario del partido, sus ideas se encuentran relativamente lejos de las que transmiten los líderes más odiados como Cristóbal Montoro, José Ignacio Wert o Mariano Rajoy. Abogan por la transparencia y la democratización del PP, algo que aterra a los actuales dirigentes pero que puede salvarles de la catástrofe que puede provocar la retirada del líder. La propia Cifuentes pide abiertamente que se realicen primarias en este y otros procesos de sucesión.

Es cierto que sería ingenuo pensar que este deseo de participación de los militantes no proviene de un interés personal. Tanto Santamaría como Cifuentes son dos de las populares mejor posicionadas para alcanzar la presidencia del partido y, en caso de que tengan que competir contra el paisano de Rajoy, Alberto Núñez Feijóo, la consulta a las bases es un buen arma para ganar esa batalla.


En cualquier caso, unas primarias acabarían con la imagen carca del partido y le darían una nueva oportunidad de gobernar el país en las próximas elecciones. Si a esto le sumamos que haya una candidata en lugar de un candidato y que esta tenga ideas del Siglo XXI y no del XIX —como ha ocurrido hasta ahora— la Moncloa podría recuperar su tono azul.

miércoles, 16 de marzo de 2016

No me contradigas

No es algo que hayamos descubierto ahora, pero que realices primarias no implica que seas un partido 100% democrático. Podemos realiza unas primarias totalmente abiertas para elegir a sus candidatos en listas y, aún así, algunos militantes piden todavía más transparencia y pluralidad eliminando las listas plancha. Esto es un ejemplo para el resto de formaciones pero no evita que ocurran fenómenos como el de anoche: la destitución del Secretario de Organización, Sergio Pascual.

Pascual es (era) el encargado de mantener el partido a flote durante el día a día, es decir, de reparar esas pequeñas grietas que surgen en una coalición de coaliciones de partidos como es Podemos. Porque debemos recordar que el partido morado no solo está formado por sus marcas territoriales en Cataluña, Valencia o Galicia –que tienen una enorme independencia– sino que también comprende otros pequeños partidos o asociaciones que se unieron al proyecto en sus inicios.



Izquierda Anticapitalista, partido al que pertenecía Miguel Urbán, dio lugar a la corriente Anticapitalistas, en la que podemos encontrar a Teresa Rodríguez o al alcalde de Cádiz, Kichi. Equo es otro partido integrado en Podemos dedicado a temas medioambientales y ecologistas.

Mantener unido a este partido no es fácil, como estábamos viendo en comunidades como Euskadi o, especialmente, Madrid, donde dimitieron nueve miembros del Consejo Ciudadano de golpe. Pascual era el encargado de mitigar estas diferencias y, como dice el comunicado emitido por Podemos, es cierto que ha fallado en su misión. Pero, ¿es esta la única razón de su fulminante despido?

¿Cuál es la razón de este conflicto que sufre Podemos? Mientras que Pablo Iglesias, del cual ya conocemos sus tintes totalitarios, defiende complicar el pacto con PSOE y Ciudadanos cuanto sea necesario para repetir elecciones, Íñigo Errejón, que ha pasado de golpe la infancia y la adolescencia para llegar a ser un adulto ambicioso, aboga por pactar con los socialistas renunciando a parte de su programa para cambiar la situación de los ciudadanos. Carolina Bescansa ha reconocido hoy que hay diferentes estrategias entre los dos líderes.


¿Cómo se relaciona este enfrentamiento con el cese de Sergio Pascual? El ya exscretario de Organización es errejonista, es decir, partidario del pacto y, por tanto, contrario a la estrategia de Iglesias. Puede que Pascual no fuera tan ineficaz como para ser despedido, pero con él había una excusa para hacerlo y dar un golpe a los errejonistas. Un bastonazo para que este equipo aprenda a no rebelarse contra las directrices del líder.

domingo, 13 de marzo de 2016

4 países en los que gobernar es más difícil que en España

Y aún así sobreviven. Tras una semana en la que nadie ha movido un dedo, no públicamente al menos, por desbloquear la investidura que no consigue superar los 131 diputados a favor, estamos donde empezamos: sin gobierno. Con Mariano Rajoy aún viviendo en la Moncloa y con la amenaza de la repetición de las elecciones cada vez más cerca.

Pero, ¿somos el país raro en el que no somos capaces de ponernos de acuerdo? ¿Es esto normal en los países de nuestro entorno? ¿Qué otros problemas tienen fuera de nuestras fronteras para gobernar?

Estados Unidos
Que haya dos partidos parece la situación ideal para facilitar las cosas: o gobierna uno, o gobierna otro. Sin embargo, este es uno de los países más difíciles de gobernar y suele vivir al borde de la parálisis total debido a la férrea separación entre el Gobierno y el Congreso. En este sistema presidencialista, el poder ejecutivo y el legislativo son completamente independientes y responden a comicios distintos, con lo que puede ocurrir que uno esté controlado por los republicanos y el otro por los demócratas.

Obama afronta esta situación actualmente. El Gobierno es demócrata y el Congreso es republicano. La consecuencia es que el ejecutivo no puede sacar adelante todas las leyes que quiere y tiene que buscar acuerdos constantemente con el partido rival. Teniendo en cuenta que los dos partidos están en una lucha constante, esta tarea es muy difícil, especialmente cuando se deciden los presupuestos del país. Si estos no son aprobados, el Gobierno se cierra porque, simplemente, sin presupuestos no hay dinero para pagar su actividad.


Dinamarca
En España cada vez que un partido no consigue la mayoría absoluta aparece el fantasma del adelanto electoral; porque todos asumimos que dos partidos son muy diferentes y, por tanto, no podrán ponerse de acuerdo. Pero en tierras danesas ningún partido ha obtenido una mayoría absoluta en el Parlamento desde 1909. Esta situación suele resolverse con gobiernos de coalición entre los partidos que se alinean en la derecha o en la izquierda, pero también existen partidos y candidatos independientes que complican la situación.

Actualmente, el primer ministro es Lars Lokke Rasmussen, que quedó tercero en las elecciones y obtuvo el 26,7% de los votos. El bloque de la derecha está compuesto por cinco partidos que, si bien no fueron capaces de formar un gobierno de coalición, sí pactaron un acuerdo de investidura. Las negociaciones duraron diez días. Aquí llevamos 84.

Italia
Desde que la caída de Mussolini, 27 hombres han asumido la presidencia de Italia, muchos de ellos en más de una ocasión y ninguno ha completado los cinco años de legislatura. Tan solo Berlusconi estuvo cerca de conseguirlo al acumular cuatro años de Gobierno entre 2008 y 2011, pero fue echado del puesto y el tecnócrata independiente Mario Monti asumió el control.

Los pactos de gobierno en este país han contado con hasta cinco partidos, ya estuvieran unidos por su programa similar o por un líder carismático. El actual primer ministro, Matteo Renzi, reformó la ley electoral en 2013 para acabar con esta inestabilidad en la Cámara de Diputados, pero aún está pendiente la reforma del Senado —cuyos miembros aún se eligen directamente—.


Bélgica
Sin contar Texas y la zona norte de Italia, los países que he nombrado hasta ahora no tienen que afrontar el que parece el gran escollo de las negociaciones en España: el independentismo. Pero Bélgica sí debe hacerlo. El país de la capital europea está dividido entre Flandes, un territorio pequeño, rico y poblado, y Valonia, la zona sur del país más extensa, pero menos poblada y más pobre.


En 2011, el país estuvo 589 días sin gobierno, casi 20 meses, obteniendo el récord mundial. Los independentistas flamencos ganaron las elecciones, pero no alcanzaron la mayoría absoluta y ningún otro partido quiso pactar con ellos. El país resistió, a pesar de que se llegaron a proponer excentricidades como una huelga de sexo o dejarse crecer la barba hasta que se formase Gobierno. Con la especulación de la partición del país siempre presente, se acabó llegando a una coalición entre seis partidos.

martes, 1 de marzo de 2016

¿Lehendakari Otegi?

Vaya por delante: me repugna el terrorismo vasco. Me repugna cualquier forma de violencia. Todas sin excepción.

¿Arnaldo Otegi tiene derecho a ser candidato a lehendakari? Otegi fue un terrorista, un miembro de la banda ETA. Fue sospechoso de intentar secuestrar a diputados de UCD. Fue condenado a seis años de cárcel por otro secuestro. Volvió a ser condenado por injurias al rey. Abonó dos fianzas para evadir la cárcel. Volvió a ingresar en prisión por enaltecimiento del terrorismo y, por última vez, regresó a la cárcel en 2009 por intentar reconstruir Batasuna, un partido ilegalizado por su relación con ETA.

qkantton.wordpress.com

En ese mismo año, Otegi apareció en el programa Salvados y, a pesar de la insistencia de Jordi Évole, evitó condenar la violencia de la banda. Sin embargo, tres años después, se publica el libro El tiempo de las luces, en el que el periodista Fermín Munarriz entrevista al líder abertzale. En esta obra, las ideas de Otegi cambian: se muestra partidario de la “disolución de las estructuras militares de ETA” y pide perdón a las víctimas.

De esta manera, Arnaldo ha conseguido que personalidades como Alberto Garzón, Julio Anguita, Miguel Urbán o incluso José Mújica firmen un manifiesto por su liberación que, finalmente, ha llegado hoy. Unas doscientas personas han acudido a la cárcel de Logroño para vitorearle y esta tarde recibirá un homenaje en Elgoibar, su ciudad natal. 

Pero el primer acto importante de la nueva vida de Otegi tendrá lugar el 5 de marzo en Anoeta, donde dará un mitin que supondría el inicio de su carrera hacia la lehendakartiza si no fuera por su gran obstáculo: está inhabilitado para ejercer cualquier cargo público hasta el año 2021.

Bildu, el partido que ha conseguido aglutinar a la izquierda abertzale, está buscando recovecos en esta inhabilitación que permitan presentar a Otegi como candidato a Presidente vasco. Es lógico, ya que Podemos le ha adelantado en las elecciones que hemos pasado y lucha en el mismo espectro ideológico. Este competidor y el descenso del independentismo en la región colocan al partido en sus horas más bajas. Algo que un candidato carismático y hábil en la política como Otegi podría solucionar.

Si la condena de Otegi termina hoy, ¿por qué seguimos privando su libertad durante cinco años? ¿Tenemos miedo de que alcance la Presidencia? Desde una visión ética, la justicia es ciega: si un hombre ha cumplido su pena, ha cumplido su pena. El resto son vendettas. Desde una visión estratégica, impedirle que se presente le dará votos, más que los que tendría un partido de izquierda radical independentista, y tendremos otro foco de inestabilidad en el país.


Todo dependerá de lo que ocurra en Anoeta. Con decenas de medios de comunicación enfrente, Otegi tendrá su oportunidad para pedir perdón a las víctimas, condenar el terrosimo y pedir la disolución de ETA, de manera clara y mediática. Y nosotros tendremos la oportunidad de hacer lo correcto y permitirle participar.