domingo, 27 de marzo de 2016

No demos ventaja a los terroristas

Cuando Europa sufre un atentado, un sentimiento de unión aparece entre los habitantes de este continente. Todos nos solidarizamos con las víctimas y sus familias, empatizamos con ellas y expresamos nuestro dolor y repulsa con tweets y publicaciones en Facebook. Esta actitud nos hace más fuertes y nos ayuda a demostrar nuestro carácter como un pueblo. 

Podríamos discutir contradicciones como lo poco que dura este sentimiento o el hecho de que no aparezca cuando el atentado tiene lugar en Pakistáncomo hoy mismo, con más de cincuenta muertoso Líbano, pero creo firmemente que todos nosotros podemos sentirnos orgullosos de nuestra respuesta ante el terror. O al menos, casi todos.
cuatro.com

Esta mañana hemos visto cómo un homenaje a las víctimas del reciente atentado en Bruselas ha tenido que ser suspendido porque un grupo de nazis —el prefijo neo suaviza su condición— ha invadido el lugar y ha comenzado a pisotear las flores que homenajeaban a los fallecidos mientras cantaban himnos nacionalsocialistas, según La Vanguardia.

¿Tan rápido han olvidado estos belgas cómo los nazis les invadieron en 18 días? ¿Cómo más de 80.000 compatriotas suyos murieron durante el conflicto que provocó la Alemania Nazi? Pero claro, si existe gente con el intelecto tan disminuido como para no diferenciar entre musulmanes y terroristas, tampoco podemos pedirles que recuerden cómo su pueblo fue sometido hace setenta años.

Pero no podemos achacar este comportamiento a la estupidez de estas personas, ya que actos como este están teniendo lugar en Madrid o Alemania. ¿Cómo puede haber personas con ideología fascistas en dos de los países que más han sufrido las consecuencias del totalitarismo? Porque nuestro continente no está unido; la crisis de los refugiados nos lo ha demostrado. 

Mientras que unos países abogaban por abrir un corredor humanitario por el que los sirios pudiesen llegar a Alemania y, una vez allí, distribuirlos por la Unión Europea, Polonia colocaba al ejército en su frontera, Grecia dejaba de identificar a los emigrantes que llegaban a sus islas y España, de forma pionera, colocaba concertinas en las vallas.

Creo necesario reivindicar que en este momento los europeos no podemos enfrentarnos entre nosotros. Tenemos que mantenernos unidos porque se avecinan años oscuros en los que habrá más días como el pasado 22 de marzo. Perderemos a compañeros, amigos y familiares. Viviremos con miedo a esta amenaza invisible que puede aparecer por sorpresa en cualquier lugar. 


Pero tendremos que seguir viviendo para poder ganar esta guerra en la que nos han metido unos locos que utilizan la religión como excusa. Solo lograremos ganar teniendo una dirección. Y si fallamos y nos caemos, nos volveremos a levantar e intentaremos otro método. Que no quepa ninguna duda: acabaremos ganando porque somos más ricos, más fuertes y más numerosos. Pero, sobre todo, ganaremos porque la justicia está de nuestra parte. La pregunta es cuánto nos costará darnos cuenta de que solo lo lograremos si estamos unidos.

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