miércoles, 4 de marzo de 2015

800 kilómetros y 20 minutos

El embajador de Japón advierte de la tensa situación en el mar de China

La ciudad china de Zhuhái acogió el pasado noviembre la feria AirShow China, en la que se mostró al público el nuevo Shenyang J-31. Este nuevo caza de combate supersónico alcanza, según varios portales y revistas especializadas en ingeniería aeronáutica, los 2.200 kilómetros por hora. A esta velocidad, un J-31 chino podría volar los ochocientos kilómetros que separan Shanghái de Nagasaki en poco más de veinte minutos.

Kazuhiko Koshikawa
Fuente: www.es.emb-japan.go.jp
Este es un ejemplo del poder militar que tiene China actualmente y, a pesar de ello, su vecino Japón sigue apostando por el pacifismo que lleva practicando desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Al menos eso fue lo que defendió Kazuhiko Koshikawa, embajador del Japón en España, en su intervención en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza con motivo del congreso “Japón y el individuo”.

Koshikawa tiene unos modales exquisitos y una presencia magnífica. Su expresión cortés no se ve alterada a pesar de los largos minutos que dura su presentación, del calor que imperaba en la sala o de la repetición de la larga lista de agradecimientos que se deben dar en actos como este. Cada vez que se le agradece su presencia o su participación, él responde con una reverencia amable y vuelve a su pose original. Parece haber nacido para ser diplomático, y su currículum lo corrobora. 

Cuando, al fin, le llega su turno de palabra, agradece la invitación de la organización del congreso y recuerda sus años de juventud en España como estudiante. Sus palabras connotan cierta nostalgia, pero la expresión de este sentimiento no entra ni en sus labores como embajador ni en los límites de su estricta educación.

“Nuestras relaciones se están ampliando”, anuncia. La visita del príncipe heredero y la intención de Felipe VI de viajar a Japón son, desde su punto de vista, acontecimientos significativos que mejoran las relaciones bilaterales entre los dos países. Pero lo sustancial para el embajador se encuentra en los puntos comunes y en las diferencias entre España y Japón. Los primeros unen a ambas naciones, mientras que las segundas hacen interesantes los intercambios culturales. Un equilibrio que favorece a ambos.
Y es en este momento, a mitad de su intervención, cuando empieza a hablar de los temas comprometidos, de los temas interesantes de verdad. Comienza por el debate “que será clave durante este año: Japón y los setenta años de la posguerra”.

Aula Magna de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Zaragoza
Fuente: derecho.unizar.es
Para Koshikawa, el pueblo japonés mostró su profundo arrepentimiento tras la Segunda Guerra Mundial y ha trabajado duro durante siete décadas para construir un nuevo país sobre la base del pacifismo. Pero esta tarea no se limita a su territorio. Japón ha contribuido con ayudas al desarrollo y con cooperación técnica a países en vías de desarrollo de todo el mundo, especialmente a los del sudeste asiático. Su presencia en el G7 y en el consejo de seguridad de la ONU como miembro no permanente le ha permitido trabajar en cuestiones como la lucha contra la pobreza, el terrorismo y la protección medioambiental. “Todo esto es un orgullo para el pueblo japonés”, aseguró.

Pero que Japón sea pacifista no implica que los países de su entorno sigan ese camino. El embajador alertó sobre “el crecimiento de la tensión en el mar de China”, citando casos concretos como el choque de barcos chinos y vietnamitas, la disputa entre Filipinas y el gigante asiático por el atolón de Scarborough o la intromisión de barcos chinos en aguas japonesas.

La situación de Japón en esta encrucijada queda perfectamente resumida en palabras del propio embajador: “Frente al armamento que posee China —armas nucleares, portaaviones, misiles balísticos…—, Japón […] sólo puede poseer armas defensivas por su constitución”.

¿Se debe mantener la ideología pacifista a veinte minutos de China en un Shengyang J-31? Parece un riesgo difícil de asumir. Pero, recuerden, el pacifismo no es sólo una ideología para Japón. El pacifismo es la base de su estado, de todo su sistema. ¿Qué riesgos conllevaría abandonar esta doctrina? Koshikawa busca una solución en la cooperación internacional. “La declaración conjunta de Japón y España menciona el compromiso de cooperar en el mantenimiento del orden en el mar”, recuerda.

“Confío en que en este encuentro académico se interesen aún más en Japón”, dice hacia el final de su intervención. La política se hace a un lado y deja paso al conocimiento. Los asistentes aplauden, Koshikawa hace una reverencia y, mientras, los tambores siguen sonando y los J-31, volando.

Alejandro Santos Benedí

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