sábado, 22 de agosto de 2015

El pueblo griego decide nuestro futuro

  • Alexis Tsipras dimite y convoca elecciones anticipadas

Fuente: diariolibre.com


Siete meses después de las últimas elecciones y siete semanas después del famoso referéndum, Alexis Tsipras, primer ministro del país, anuncia que los griegos votarán de nuevo, previsiblemente, a finales de septiembre. En enero, decidieron quién capitanearía la nave helena en su ruta insalvable hacia el iceberg troikeño. En julio, espetaron un tremendo OXI a la Unión Europea que terminó en gatillazo y provocó la salida del ministro de finanzas más controvertido de la década. ¿Y ahora? ¿Qué toca ahora?



En estas dos últimas ocasiones, los griegos se valieron de lo que conocemos como "democracia indirecta", es decir, votaron a unos representantes que deberían cumplir con sus deseos –en este caso, batirse en duelo con los acreedores, que se han quedado con el 82% del dinero del tercer rescate, según Mark Blyth, profesor de la Universidad de Brown en El Mundo–. Pero esta votación es diferente porque, si bien es verdad que el sistema electoral no varía y se sigue eligiendo a los 300 parlamentarios griegos, estas elecciones se están considerando en clave de veredicto, es decir, de aprobación o desaprobación a las maniobras de Tsipras. 



Si Syriza –que ahora cuenta con 25 diputados menos pertenecientes a la díscola Plataforma de Izquierda– vuelve a ganar, los helenos aprobarán su gestión. Si Nueva Democracia mejora sus resultados y es capaz de formar gobierno, el pueblo griego habrá suspendido a Tsipras por su extremada osadía al enfrentarse a los gigantes. Y si todo esto falla, un renovado y mucho más fuerte NO saldrá de las urnas. Será el portazo definitivo a las condiciones de la Troika y, con ello, la despedida –por no decir patada en el culo– de la unión monetaria, como mínimo.




¿Se mantendrá la confianza en la moneda común cuando se demuestre que es posible expulsar a los miembros que la componen si contradicen el diktat? El especulador George Soros consiguió en 1992, en un día y con unos cuantos ordenadores, destrozar la confianza depositada en la libra esterlina, haciendo perder al Banco de Inglaterra unos 3.400 millones de libras. ¿Qué atrocidades se podrán acometer contra el euro ahora que el continente lucha a la desesperada contra el estancamiento? ¿Cómo reaccionaría un BCE dominado por el gobierno alemán? ¿Volverían a bastar unas palabras de Draghi o nos tendríamos que resignar a sufrir otra gran mordida del sombrío mercado?




Curioso dilema. Por nuestro bien, Grecia debe mantenerse en el euro, pero para ello los griegos deben seguir tragando a base de embudo. Al final, un país de menos de once millones de habitantes tiene el poder de poner en el mayor peligro económico desde 2008 a una unión de más de 500 millones de personas. Resulta que el pueblo atado en corto por los gobiernos conservadores norteños, vilipendiado por los tabloides alemanes y maltratado por las instituciones comunitarias puede salvarnos o destruirnos. Está en sus manos, su gobierno le ha dado la herramienta para hacerlo. Una herramienta que, curiosamente, ellos mismos crearon: la democracia

Alejandro Santos
@santosbenedi

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