domingo, 17 de abril de 2016

La gran oportunidad de Rajoy

Nos quejamos de que en España no dimite nadie y nuestras razones tenemos para ello pero, también es importante reconocer, que últimamente se dimite más. Aún no es suficiente, lo sabemos, pero renunciar a un cargo electo ya no es una extravagancia. 

El ministro José Manuel Soria, aunque obligado, ha renunciado a su cartera, a su escaño  en el Congreso de los Diputados y a su liderazgo en el PP canario por aparecer en los papeles de Panamá. O más bien por no saber mentir al intentar justificar su presencia en la mayor filtración de la historia. En cualquier caso, se ha largado.
lamoncloa.gov.es

Soria no es el primer ministro que abandona el Ejecutivo en esta legislatura. A lo largo de estos cuatro años y pico han caído José Ignacio Wert, Ana Mato, Miguel Arias Cañete y Alberto Ruiz Gallardón. Ninguna de estas renuncias ha provocado un verdadero terremoto en el Gobierno pero la del ministro de Industria podría ser diferente.

Podríamos pensar que la dimisión de Soria ha llegado en el peor momento posible. En mitad de unas negociaciones durísimas para formar Gobierno, al borde de la convocatoria de elecciones anticipadas y con el liderazgo de Mariano Rajoy cuestionado por las bases del partido. Sin embargo, veámoslo desde otro punto de vista.

En caso de que volvamos a votar en junio, el PP necesita una catarsis si quiere no solo mantener los resultados del 20D sino mejorarlos para asegurarse poder formar Gobierno. Una auténtica renovación, una verdadera apuesta que movilice a los votantes que se han ido a Ciudadanos y a los que han dejado de confiar en su partido. Y la única forma de conseguirlo es renovando al líder.

Ahora bien, Rajoy no debe dimitir con el único argumento de mejorar los resultados de su partido. Esto destruiría el mensaje de que el Presidente del Gobierno ha realizado una gran gestión en tiempos de crisis porque, si lo ha hecho tan bien, ¿por qué no se iba a presentar? Rajoy debe irse con una excusa mejor: la responsabilidad política. Su responsabilidad por haber nombrado a un ministro que tenía empresas destinadas a pagar menos impuestos.


Imaginen este relato: el líder que nos salvó de la crisis económica en el último momento se retira por una mala acción que él no cometió justo cuando iba a poder gobernar con relativa calma. Hasta a mí me entran ganas de votar al PP. Pero claro, eso significaría que Mariano Rajoy tendría que dejar el poder, abandonar el Palacio de la Moncloa. Y eso es duro, puede que demasiado duro.

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