jueves, 8 de octubre de 2015

La política de los focos

  • Sáenz de Santamaría, en El Hormiguero

Vale que Pablo Motos no es Ana Pastor. Vale que la credibilidad de El Hormiguero no es la de Salvados. Pero, ¿acaso buscan serlo? ¿Acaso Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta del gobierno, busca someterse a una entrevista periodística con rigor y profesionalidad yendo al programa de Antena 3?

Ni lo uno, ni lo otro. Ni sería saludable para el juego democrático que los políticos solo fueran a programas como El Hormiguero, ni sería natural que viésemos a nuestros representantes como extraterrestres de una galaxia muy muy lejana, incapaces de empatizar con nuestro lado humano y encerrados en su trabajo. Los políticos son personas. Es cierto que no son simples personas, de sus actos dependemos todos y cargan con una gran responsabilidad. Pero, al fin y al cabo, son como tú y como yo. No viven en el Congreso. Tienen vida personal más allá de Moncloa. Y no está mal ver ese lado de vez en cuando.



Más vídeos en Antena3

La intervención de Santamaría en El Hormiguero no fue brillante, si bien la ministra consiguió mostrarse combativa y capaz. Bailes, perros maltratados, chistes sobre sus compañeros de Ejecutivo… ¿Populista? Sus contrincantes la tacharán de serlo. Pedro Sánchez fue acusado de lo mismo cuando fue a ese programa. Pero, amigos, vivimos en 2015, estamos constantemente pegados a una pantalla. Televisores, tablets, móviles… Es imposible escapar. ¿Cómo no va aprovecharlo la política? ¿Cómo no va a usarse ese canal para atraer votos a un partido o a otro? ¿Hay alguna diferencia entre acudir a El Hormiguero y debatir en La Sexta Noche?

¿Quién ha visto un debate del Congreso entero? Es más, ¿quién es capaz de ver un debate del Congreso entero? Tan solo el Debate sobre el Estado de la Nación obtiene algo de repercusión y es gracias a los descalificativos y ataques que se arrojan de un escaño a otro. ¿Cuántas visitas ha recibido el vídeo de la vicepresidenta bailando Uptown Funk? Más de 300.000. En un día.



Más vídeos en Antena3

La espectacularización de la política, así la llama Alberto Garzón, no es, en sí misma, una mala cosa. Ayuda a transmitir los mensajes —licuados, es cierto— al gran público, desata pasiones entre los espectadores por sus ideas e informa sobre la actualidad política. Claro que sería más enriquecedor intelectualmente un debate calmado y con un verdadero trasfondo en el que se debatiesen ideas y no rostros. Pero, ¿no es más saludable que millones de personas tengan acceso a la política en un formato digestible a que unos pocos eruditos alimenten su ego con un debate en prime time?


El verdadero beneficio de Santamaría no es su mensaje, ya que apenas logró transmitirlo, sino la apertura del Partido Popular a la política de los focos, a la política para masas. Porque la participación de los populares en este juego, lo enriquece. Ahora, por fin, tenemos al rival delante y, aunque nos lastime, es mucho más divertido pelear contra alguien que pelear solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario