jueves, 11 de febrero de 2016

Bárcenas, Rato, De la Serna, Rita... ¿y Rajoy?

Esta mañana, Mariano Rajoy daba una rueda de prensa y ha propuesto cinco grandes pactos para pactar con su partido: la unidad de España, la soberanía nacional, la igualdad de los españoles, el respeto por los principios de la democracia, la defensa de la legalidad y la lucha contra el terrorismo. 

Dejando a un lado que, como ha señalado @gerardotc en twitter, son seis acuerdos y no cinco, vamos a fijar nuestra atención en uno: la defensa de la legalidad. Los conservadores lo proponen con el referéndum independentista en mente, pero es muy irónico que, precisamente hoy, la Guardia Civil registre la sede del Partido Popular de Madrid. La misma sede en la que trabaja Mariano Rajoy todos los días.
Gutiérrez Moliner con Esperanza Aguirre | EL PAÍS, Álvaro García


En el contexto de la trama Púnica, la investigación policial que se encarga de los presuntos pagos de empresas al partido a cambio de adjudicaciones de obras que luego se utilizaban para financiar campañas electorales, los cuerpos de seguridad del Estado han requisado, según El País, el ordenador de Beltrán Gutiérrez Moliner, el que fue gerente del partido en la Comunidad de Madrid.

Aunque el PP niega que se haya requisado ese ordenador, el propio Rajoy admitió hoy que el registro se ha producido y que los agentes de la Guardia Civil preguntaban por el exgerente. Este no ha sido el único registro que ha tenido lugar hoy, ya que también se ha entrado en la casa de Javier López, yerno del empresario Juan Miguel Villar Mir, y en la sede de la constructora OHL. O como en el PP llaman a la unión de estos nombres: la reunión con los colegas de los viernes.

Todos estos nombres que han aparecido, excepto el del Presidente, ya se habían visto implicados en el caso de las tarjetas black, otra operación que afecta directamente al Partido Popular y, concretamente, al hombre que Aznar quería como sucesor: Rodrigo Rato. Rato ya cayó del pedestal en el que estaba en el PP. Los conservadores dejaron de protegerle y le abandonaron a su suerte frente a las causas judiciales que tiene abiertas en su contra. 

Peor suerte corrió el extesorero del partido, Luis Bárcenas, que se atrevió a tirar de la manta y a divulgar la supuesta contabilidad B del partido. De la Serna y Rita Barberá también han sido repudiados por el partido, pero aún gozan de la protección del aforamiento porque han cumplido con una regla muy básica de la política: "Cállate".

Esta ristra de muertes políticas parece ser el preludio de una renovación del partido que dejará paso a caras nuevas que no estén relacionadas de ninguna manera con la corrupción. Se han amputado, con más o menos delicadeza, varias cabezas de la hidra corrupta del PP, pero aún falta la más importante, la que ha llevado al partido a perder la mayoría absolutísima de la que disfrutaba: Mariano Rajoy.

Rajoy estaba en los papeles de Bárcenas y no lo sabía. Rajoy trabaja en la sede del PP que ya ha sido registrada dos veces y que fue pagada con dinero negro, y tampoco lo sabía. Rajoy confío en y aduló a personas que o están investigadas o, directamente, han acabado en la cárcel –como Jaume Matas– pero tampoco sabía qué estaban haciendo.

Desde luego, si el Presidente del Gobierno conocía estas tramas y no lo sabía, está mal y debe dimitir automáticamente. Pero, ¿acaso no es más grave aún que no se enterase de todo lo que pasaba en su propio partido? ¿Cómo podía estar capacitado para llevar un país si ni siquiera sabía qué hacían sus capitanes? 

Pero la respuesta a estas preguntas ya viene a dar lo mismo, porque aunque se diese ahora, llegaría tarde. En la situación en la que se encuentra el todavía partido del gobierno, ya solo nos queda esperar y ver cómo la organización acaba despidiendo a su líder y arrojándolo al hoyo de putrefacción que tanto está usando últimamente. Ese del que nadie consigue volver a salir.

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