domingo, 14 de febrero de 2016

Una regla de tres

Si tres equivale a seis, dos equivale a cuatro. Si cinco equivale a quince, siete equivale a 21. La regla de tres nos ayuda con los problemas que nos ponen en el colegio cuando aún estamos aprendiendo a manejar los números y a realizar operaciones. Pero luego nos vamos por otros caminos que se alejan del mundo de las matemáticas y todo ese conocimiento, que tampoco es que acabe sirviendo para mucho (¿quién ha vuelto a calcular una tangente?), se diluye.

Vamos con un ejemplo más práctico. Si Esperanza Aguirre dimite por la corrupción en su partido —en este caso, el PP de la Comunidad de Madrid—, ¿Mariano Rajoy debe dimitir por la corrupción en su partido? Sí. Qué fácil, ¿verdad? No tanto. La característica de las matemáticas —al menos a este nivel— es que son exactas, no cabe el debate o la interpretación. La política no es así. En este mundo siempre se puede abrir una puerta oculta por la que colarse y escabullirse de cualquier situación.
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¿Rajoy está dañando a su partido por no haber dimitido aún? Sí. ¿Hay voces en el PP que piden su cabeza? Sí. ¿Va a llegar ese paso atrás? No —al menos, de momento—.

Esperanza Aguirre es fan de Borgen, la serie danesa que muestra las complejas tramas políticas de ese país aparentemente idílico en el que, mira tú por dónde, también hay traiciones y bajezas. Por otro lado, Mariano Rajoy es fan de… bueno… del Depor. Que está muy bien y van los novenos en la clasificación, sí. Pero tenemos un Presidente que nunca va a elaborar una estrategia política para coronarse y que por nada del mundo se va a molestar en descubrir los juegos de los demás.

Rajoy simplemente espera. Está en el lugar adecuado y no se va a mover de ahí. ¿Para qué? Con esa estrategia ha conseguido volver a ser el más votado en las últimas elecciones. ¿Por qué la iba a cambiar?


Aguirre se va matando porque ya le quedaba poco a la cabeza del partido en la Comunidad de Madrid —no se iba a presentar al próximo Comité en el que se elegirá una nueva presidenta—. Su jugada es buena, pero no definitiva. Y en el fondo lo sabe. En el fondo sabe que, aunque le haya lanzado una última puya al Presidente del Gobierno, ha perdido la partida contra Mariano Rajoy.

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