domingo, 17 de enero de 2016

Portugal vs. Alemania

Ni voy a hablar de fútbol ni voy a predecir la Tercera Guerra Mundial, no tienen por qué asustarse. El enfrentamiento al que asistimos no es bélico y la decisión que el nuevo Congreso debe tomar no es si unirse a los buenos o a los malos —que cada cual decida quiénes son los primeros y quiénes los segundos—.

Los políticos que han sido capaces de alcanzar uno de los 350 sillones del Hemiciclo tienen que escoger entre Portugal o Alemania, entre papá o mamá (Mutter Angela). Y es que, según la aritmética parlamentaria, solo hay dos opciones para formar Gobierno: un pacto de partidos de izquierdas a la portuguesa o una gran coalición a la alemana.
Fuente: Wikipedia y Taringa | Montaje: photojoiner.net

Los 350 diputados, decía, tienen que escoger, pero solo uno tiene que decidir: Pedro Sánchez. La diferencia puede parecer pequeña, pero en realidad es muy trascendente. Si el secretario general del PSOE decide que quiere más a mamá, apoyará al PP y arrastrará a otros partidos como Ciudadanos con él. 

Por otro lado, si prefiere a papá, tendrá que comenzar una larga travesía por caminos muy peligrosos hasta conseguir convencer a Podemos y a otro partido para que le apoyen.

Viendo que el PSOE gobierna gracias a Podemos en comunidades como Aragón o Extremadura, no debería ser muy difícil que este mismo pacto se repitiese a nivel nacional. Pero Podemos no se presentó a estas elecciones generales como un solo partido. De hecho, los resultados del Ministerio del Interior descomponen sus votos entre: Podemos (12,67%), En Comú Podem (3,69%), Compromís-Podemos-És el Moment (2,67%) y En Marea (1,63%). 

Pactar con Podemos significa pactar con todos estos partidos y una de las condiciones que pone En Comú Podem —partido que obtuvo casi un millón de votos—es la realización de un referéndum de autodeterminación en Cataluña

Los barones del PSOE ya han alzado la voz por el préstamo de senadores de su partido a los independentistas, con lo que la idea de que voten los catalanes produce urticaria a la mitad del partido de Sánchez.

Y aún en el hipotético caso de que Pedro consiguiese convencer a Pablo, y de que Pablo consiguiese convencer a sus socios, aún faltarían tres votos para que un Gobierno de izquierdas superase la barrera de PP y Ciudadanos —siempre y cuando UP-IU también se sume al proyecto—. Y esos partidos son: ERC, DiL (la antigua Convergència) y el PNV.

Si en el PSOE no quieren oír hablar de un referéndum, ¿cómo van a pactar con partidos que piden abiertamente la independencia de Cataluña? El PNV se alza como la única opción posible y eso, como hemos visto con la CUP, le da mucho poder. 

¿Qué pedirán los nacionalistas vascos a cambio de otorgar la llave de la Moncloa a Pedro Sánchez? Irónicamente, podrían pedir otro referéndum. El PNV, junto con EH Bildu, ya se pronunció en octubre a favor del “derecho a decidir del pueblo vasco”, con lo que sus anhelos son claros. 


Con estos cuatro partidos ya obtendríamos una mayoría superior a la suma PP y Ciudadanos (167 contra 163), pero la diferencia entre ellos sería muy escasa. Bastaría con que ERC o DiL votasen en contra para bloquear la formación de un Gobierno. 

Y si esto ocurriera, ¿no quedaría como última opción para evitar repetir elecciones formar una gran coalición como en Alemania? ¿No podría usar el PSOE ese argumento cuando quedasen pocas horas para que se acabase el plazo igual que lo ha usado la CUP para darle la presidencia a la burguesía catalana?

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