domingo, 3 de enero de 2016

Señores pasajeros, mantengan la calma

Los periodistas a los que nos gusta hablar de política, los interesados en el tufillo de este mundo y la gente informada, que es la mayoría, llevamos meses viendo venir que tras el 20D tendríamos un Parlamento muy fragmentado. Ocurrió en las elecciones catalanas y volvió a ocurrir este diciembre. Es algo que ya sabíamos, que nos esperábamos.

Entonces, ¿por qué nos llevamos las manos a la cabeza cuando nos encontramos con, oh sorpresa, que el nuevo Parlamento está muy fragmentado? El ruido mediático nos atribuye el crear un caos político por votar a opciones situadas fuera del bipartidismo que ha estado gobernando España durante los últimos años. 

20minutos


Y, desde luego, en su esquema mental hemos creado un caos bien grande. Los pactos más alocados que caben en la mente de aquellos que siguen atascados en el sistema político que teníamos antes de las tres crisis por las que hemos pasado son los que hizo Aznar con CiU en 1996. Y algunos ya apuntan a estos acuerdos como el germen de la actual crisis independentista.

Porque la mayoría absoluta de Rajoy está muy mal, pero el tener que pactar para poder formar Gobierno, también. Queremos las ventajas del sistema antiguo y del actual obviando sus inconvenientes, pero eso no es posible. Debemos afrontar los desafíos que se nos ponen por delante y no mirar para otro lado. Y en este momento, formar un Gobierno es un desafío.

Los españoles hemos expresado nuestro deseo de pactos, de llegar a grandes acuerdos entre todos, desde puntos de vista muy diferentes. Si nuestro sistema fuese más participativo y menos representativo, puede que nuestros políticos no tuviesen que afrontar la tarea que se les ha venido encima. Pero el sistema que tenemos es este, así que deben hacerlo. Es su parte del contrato que firmaron con los ciudadanos el pasado día 20.

"Llegar a pactos" no significa formar una gran coalición que lleve a un Gobierno estable para los próximos cuatro años. Que nadie se confunda, esa no es la voluntad de la ciudadanía y tampoco es una situación factible con la actual distribución de los 350 escaños del Congreso de los Diputados. En este período histórico en el que nos encontramos, "llegar a pactos" implicará llevar a cabo una serie de reformas que necesita el país y para las que es necesario modificar la Constitución

La ley electoral, la participación de los ciudadanos, los aforados, los privilegios fiscales de las multinacionales, la educación, la violencia de género, las pensiones, la política energética, los desahucios... Estos y muchos otros temas deben ser repensados y, los cambios que en ellos se realicen, ratificados por todos nosotros.


Por supuesto, todo esto no se consigue en una semana. Tampoco abarca cuatro años. La legislatura que viene debe ser corta, pero muy intensa. Con muchas crisis que parezcan impropias de un país europeo y con el Gobierno, el que sea, a punto de caer constantemente. Pero es algo que debe hacerse, debemos arriesgarnos durante los próximos dos años para disfrutar de estabilidad durante los próximos treinta.

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