domingo, 10 de enero de 2016

Rajoy abandona y Borja Sémper será Presidente con el apoyo de Podemos

No, no. Es coña. Pero imagínense por un momento que el Partido Popular y el Partido Socialista se presentaron en coalición a las elecciones del 20D para alcanzar un único punto: la unidad de España. Imagínense que ganaron con amplia diferencia con respecto a la segunda fuerza, pero que no alcanzaron la mayoría absoluta. Y que solo un partido compartía parte de sus ideas: Podemos.

Pero, ¿cómo apoyaría la extrema izquierda a la derecha y al liberalismo que ha aplicado recortes en la sanidad y en la educación? Si Podemos consiguió un tan buen resultado en las elecciones, fue en parte por el odio y la oposición que genera Mariano Rajoy en buena parte de los votantes. Estos jamás perdonarían al partido morado que les traicionase de esa manera.
Fotografías: Atresmedia y Público | Montaje: photojoiner.net

Pero los meses pasan y a veces es necesario hacer cosas que no te gustan. Si, en esta ficción, Pablo Iglesias empezó asegurando que jamás investirían a Mariano Rajoy como Presidente, después pasó a darle un “‘no’ tranquilo”

Y casi sin darse cuenta, los dos partidos llegaron al límite que les marca la ley para formar Gobierno. O proponían un candidato para Presidente que obtuviese la mayoría, o se repetirían las elecciones. Y ese último escenario no era favorable ni para unos ni para otros, puesto que la volatilidad del voto podía hacerles caer de la mayoría.

Imaginen que Podemos, dividido entre los que optan por apoyar a Rajoy para mantener sus escaños o los que antes de eso prefieren volver a tener elecciones, convocase a sus bases. E imaginen que, tras un intenso día de votaciones, hubiese un empate entre los dos sectores. Un empate casi inalcanzable, pero un empate válido al fin y al cabo.

El resto de partidos ya se estaría preparando para la campaña y la próxima convocatoria electoral. Rajoy intentaría gobernar con el PSOE hasta entonces, pero estos ya no verían beneficios en tal acuerdo. Y los enemigos de Rajoy, los que están dentro de su partido, ya levantarían sus espadas para acabar con el líder que les podría llevar a otro descalabro electoral.

Así, preparándose para afrontar otra lucha más, de la que muy probablemente saldría derrotado, es como el Presidente del Gobierno en funciones recibiría la llamada de sus negociadores. No todo está perdido. Podemos tener un acuerdo. Podemos alcanzarlo aunque ya solo queden dos días. Pero debemos pagar un precio, Mariano. Tú.

Solo, aunque no muerto y todavía con la posibilidad de volver en el futuro, Rajoy abandonaría la carrera por la Presidencia. ¿Y a quién presentaría el PP? Debería ser alguien joven, con buena imagen, del ala moderada del partido. Necesitarían un candidato de consenso. ¿Núñez Feijóo? No, está tocado por la corrupción. ¿Soraya? No quiere. ¿Borja Sémper? ¿El de Guipúzcoa? Pero si ni siquiera ha conseguido escaño… Es igual. Es la imagen que necesitamos. Si nos equivocamos, ya se cambiará, pero Podemos no aceptará candidatos que estén más a la derecha.
Fuente: El Periódico

Y Sémper, sorprendido y aún sin creérselo, viajaría a Madrid ese mismo día. Allí Rajoy le agarraría del brazo para entrar a la sede del partido, sitiada por los periodistas. El aún Presidente alabaría su gestión y su compromiso con el país. Todo sabiendo que ya no es él el que está acaparando las fotografías, sabiendo que le han sustituido.

Dejen de imaginar. Descabellado, ¿verdad? Una fantasía no muy bien cimentada. ¿Por qué iba a juntarse el PSOE con el PP? ¿Y por qué se iba a juntar ERC con CDC? ¿Por qué Podemos apoyaría a alguien del PP? ¿Y por qué la CUP ha apoyado a Carles Puigdemont?

“La política hace extraños compañeros de cama”. Sí, pero en esta orgía ha entrado mucha gente con un único objetivo: la independencia. Y ese ideal ha llevado a crear este Frankenstein político que, si bien no sabemos cuánto va a durar, sabemos que es muy peligroso. Sus costuras pueden no ser del todo fiables y acabaría estallando y manchando de sesos y vísceras a los ciudadanos de Cataluña y a los de toda España.


Hoy hemos visto cómo más de la mitad de los diputados del Parlament, aquellos que representan a un 47,7% de los catalanes, han votado a favor del alcalde de Girona como nuevo President. ¿Están simplemente locos o la independencia está creando un sentimiento tan importante como para poner de acuerdo a gente tan diversa? Debemos responder pronto y actuar en consecuencia. Porque si no somos lo suficientemente rápidos, podemos acabar lamentándolo.

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