martes, 3 de noviembre de 2015

Jugar con una guerra es peligroso

  • Esperanza Aguirre afirma que España no estuvo en la guerra de Irak

Por si no fuera poco que nuestro país apoyase activamente una guerra ilegal basada en una mentira. Por si no fuera poco que nuestro presidente José María Aznar hiciese el ridículo por salir en una fotografía al lado de George W. Bush –que también son ganas de esforzarse para que te retraten con semejante espécimen–. Pero, sobre todo, por si no fuera poco perder a once militares. 

¿Alguna vez has perdido a un ser querido? Sí, seguro que sí. Y te ha dolido, ¿verdad? Claro que te ha dolido. ¿Y si esa persona hubiese muerto antes de tiempo? ¿Y si hubiese muerto de una forma dolorosa? ¿Y si hubiese muerto lejos de casa? Habría dolido aún más. ¿Y si los responsables en vez de pedirte disculpas y mostrar arrepentimiento por tu dolor se cachondeasen de tu familiar? No sé lo que se siente en ese momento. No sé si es más dolor, si es rabia o si es ira. Puede que incluso sea resignación.
20 minutos

Porque no se me ocurre un verbo más adecuado que "cachondearse" para referirme a las últimas declaraciones de Esperanza Aguirre. "España nunca estuvo en la Guerra de Irak". Si se refiere a que ni fue nuestro ejército el que asesinó a Saddam Hussein o a que no fue nuestro pueblo el que salió a las calles para vitorear la caída del dictador, tiene usted toda la razón. En realidad, usted siempre encontrará un recoveco de la verdad al que aferrarse para poder decir que tenía razón.

Pero no creo que las familias de esos once militares lo vean del mismo modo. Sospecho que si usted hubiese perdido un hijo o un marido, tampoco lo vería de esa forma. En ese caso, diría que España sí estuvo en la Guerra de Irak. Que usted misma estuvo en la Guerra de Irak. ¿O acaso el dolor por perder a un ser querido no es el mismo aquí que allá? Usted sería una víctima de la Guerra de Irak.

Pero usted no ve más allá de su despacho de Génova 13 y de su casa de Malasaña. Porque si lo hiciese, no diría las horribles cosas que dice. Si viese a los cientos de mendigos que pasan las noches por las calles de Madrid, no propondría expulsarles de la ciudad. Si viese a las familias enteras que sobreviven con la pensión de la abuela o con la limosna del Gobierno, no afirmaría que usted no llega a final de mes.


Jugar con una guerra es peligroso, igual que jugar con la pobreza o con la mendicidad. Se pueden herir los sentimientos de mucha gente. Gente que ha sufrido y sufre más de lo que deberíamos permitir. Precisamente, el tipo de gente al que un cargo público debería cuidar, no azotar y maltratar. Deberíamos hablar de si la empatía es necesaria para un político, pero mejor me callo. No quiero recibir un multazo gracias a la ley mordaza.

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